Por RENZO CAÑAMERO
Recuerdo la única vez que fui a
Mistura, me preparé mentalmente para hacer frente a cualquier problema de desorganización
para no malograrme el día. Elegí ir un día de semana para no toparme con mucha
gente y no dispuse de ninguna otra actividad durante todo el día para quedarme
allí todo el rato y sacarle el jugo a mi visita.
Me acuerdo que la pasé muy bien,
fue un gran momento familiar, con mucha rica comida de mi elección, Pisco sour
y cerveza roja, incluso hasta hubo música en la noche. De acuerdo a las
expectativas que me generé, al no esperar demasiado de la organización, me fui
realmente encantado, pero me dije que no volvería. No era para tanto. Poniendo
a un lado mis gustos y motivos particulares, voy a enfocar a Mistura como una
marca que tiene la necesidad de entregar valor a sus consumidores.
Para empezar, me dije que no
regresaría porque, a pesar que comí rico, pensé que podía comer rico en
cualquier momento, lo que quisiera y sin cola de gente. Después de todo, la
promesa inicial de venta era que ir a Mistura era poder disfrutar de mucha
comida a precios más bajos que si los compráramos en su lugar cotidiano de
venta. A juzgar por los comentarios de los consumidores de hoy, tres años
después, esa promesa no se cumple. En un artículo del diario Gestión, menciona
que los precios usualmente son de 13 soles las porciones y que si se saca la
cuenta el tener que pagar por la entrada, no es muy rentable. Entonces, Mistura
no está cumpliendo con su promesa original.
Segundo, la organización vamos a decirlo,
es deficiente. Hace tres años cuando fui, me dije que no regresaría, porque a
pesar de lo rico y los precios que se podía hacer el esfuerzo de pagar para comer y tomar y llevar a toda la
familia, lo podía hacer. Pero, que recibía a cambio? Solo una feria con stands
de comida por la que hay que pagar. Esa vez que fui fue en el Parque de la Exposición,
el día de hoy se hace en la Costa Verde y por lo leído, esa promesa de mejoría
en paisaje y presentación en la feria no solo no ha mejorado, sino que ha
empeorado. Parecería que existiera desidia al respecto. Porque yo no soy de los
que creen que los peruanos somos mediocres, al menos no por naturaleza, porque
en muchas cosas el comportamiento lo evidencia. Yo creo que si se propusieran
planificar el evento con anticipación y si supieran donde lo van a hacer, pues
podrían pensar en no solo dar comida rica y sí dar paisaje y buenas instalaciones
para hacer toda la experiencia placentera. Después de todo, lo primero que nos
enseñan en el marketing es que las personas tenemos cinco sentidos y la experiencia se vive a través de todos
ellos. Me parece que la organización de Mistura, desde que se alejó el
marquetero de la cocina Acurio, se ha olvidado de entregar valor superior a sus
consumidores y solo se han abocado a capturar todo el valor posible para ellos
mismos.
Esto nos lleva al tercer punto,
el precio dela entrada no justifica su valor. Después de todo, el suelo de la
feria es o tierra en su mayor parte o césped descuidado o cemento con huecos y
no existe o no se han difundido por lo menos, actividades complementarias de
real interés como conciertos o exposiciones de interés general como caballos de
paso, por ejemplo. Mas parece, como ya he mencionado, que Mistura es una marca
que se ha posicionado y le están sacando toda la lecha a la vaca sin darle de
pastar. No se puede cobrar una entrada y solo poner una feria y stands de
comida y una que otra actividad que no llega a justificar el pago. Si nos enfocamos
en el consumidor, todos los comentarios en redes sociales o amigos es que la
entrada es cara y no te dan nada y encima los platos son caros también. Una
visitante aportó en una entrevista al diario Gestión que al menos reduzcan las
porciones para que cobren menos y sí exista oportunidad real de probar de todo.
No voy a hablar de la falta de señalización, baños, mesas, falta de cajeros,
esa locura de cobrar con tickets que luego no se pueden reembolsar o que hayan
cosas que solo son efectivo (entonces pon todo en efectivo) y encima que no hay
fácil disponibilidad de adquirirlos.
El cuarto punto, son los niños. ¿Cómo
se puede hacer una feria familiar y olvidarse de ellos? Han hecho un recorrido
y hecho algunas cosas aisladas, pero aparte de esto que es realmente muy
marginal, no hay juegos o actividades para ellos. O sea, mientras los papás se
comen un chanchito con una cervecita o un Pisco Sour un niño debe estar
aburriéndose. Este es un claro ejemplo que a los señores de Apega, les hace
falta un buen asesor de marketing o tal vez, ellos mismos tomar algunas clases.
Ya que, se han olvidado por completo del consumidor y sus necesidades, como ya
lo dije. Han logrado una vaca lechera con el boom gastronómico actual y se han
dormido perfectamente en sus laureles, porque le sacan el jugo a los
expositores (todo lo pagan a 90 días y ya no hay adelanto como antes), le sacan
el jugo a los consumidores (cobran entradas sin derecho a nada y porciones
caras), le sacan el jugo a los patrocinadores (ya que obviamente es un gran
referente simbólico). Pero se olvidan que todos ellos están allí por un valor y
si ese valor empieza a decrecer, pues buscarán otras alternativas y chau vaca
lechera.
Finalmente, me voy a referir a
las comunicaciones. Salvo notas de prensa, reportajes televisivos y en diarios,
que es manejo promocional. No ha habido, o al menos no me he enterado, que es
lo mismo, de ningún esfuerzo por hacer una real campaña publicitaria, ni local
ni al extranjero. Esto es grave, porque no ha existido el interés de hacer
crecer este evento con todo el potencial que se tiene. Ya que sí se está
logrando posicionar en el mundo que el Perú es un gran destino gastronómico y
esta feria puede ser la excusa perfecta para lograr atraer visitas en masa de
afuera. Mistura no llega al millón de visitantes, sin embargo la feria de la
cerveza en el país reconocido como de la cerveza, Oktoberfest en
Baviera-Alemania atrae a ocho millones. ¿Por qué pensar que son números
lejanos? Como que lo son, pero si se proyecta desde ahora, con el transcurso de
los años se pueden alcanzar esas cifras. Esto no se va a lograr, con
mediocridad o desidia o con solo el discurso a los medios. Mucho menos les va a
bastar, siquiera para sobrevivir, decir que es Mistura y echarse a la cama y
esperar recibir las visitas que se aparezcan solas. Hay que ser bien ingenuos
para creer que hay una marca que resista desatinos año tras año. Quedará
Mistura como un recuerdo de la promesa que pudo ser. Sin embargo, creo que
estamos a tiempo perfecto para hacer reflexionar a los organizadores que a las
marcas hay que trabajarlas, que la promesa de venta no es solo una promesa sino
que ese concepto hay que ejecutarlo. Que deben pensar en el consumidor y sus
expectativas, que deben pensar en Mistura en una verdadera marca Global, que
atraiga más gente de afuera que locales. Que solo así será “El Evento”. Aún
estamos a tiempo. Esto se debe decir, no por pesimista sino para hacer
reaccionar a los organizadores, porque si no interesara, no perdería el tiempo,
que hace tanta falta, en escribir estas líneas.
Que no se diga que un peruano es
enemigo de otro peruano o que la envidia aquí es nuestro mal endémico. Aprendamos
que los únicos culpables de nuestros fracasos somos nosotros mismos y no el
otro peruano o el envidioso de al lado que espera que uno caiga. Claro, estos
existen, pero nadie puede con alguien que tiene las cosas bien claras y que
quiere lograr algo cuando verdaderamente se lo propone y en esto los peruanos,
sí tenemos muchos ejemplos.
Fuente:
http://gestion.pe/tendencias/mistura-2014-y-catorce-aspectos-mejorar-2108168
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