miércoles, 12 de mayo de 2010

El Atajapenales: Sergio Javier Goycochea



Argentina había sido campeón del mundial de fútbol de Méjico 86. Llevada de la mano del gran Diego Maradona, ya ad portas de un nuevo mundial de fútbol y con el mundo esperando que Maradona valide lo hecho en el mundial pasado, llegaba la selección argentina llena de espectativas por cubrir. Otro sería el héroe de aquella selección.

"El Goyco" como todos lo conocerían después, había llegado a la selección como quien dice por la puerta falsa. Habiendo sido suplente de Pumpido en River y habiéndose destacado en la temporada previa al mundial en el campeonato argentino pudo ganarse un lugar como tercer arquero en la nómina, iría de turista a Italia, pero la fortuna le daría una mano. Islas, soberbio, el segundo arquero, renunció al saber que Pumpido sería el titular de Argentina y así Goycochea fue al mundial con la número 12 en la espalda.

Llega el debut argentino y todos esperando una paliza al hasta ese momento benjamín equipo camerunés, mostró Argentina una total decepción al perder su encuentro por un golazo de cabeza del morenazo Biyik que le gana de lejos en el aire al veterano Batista y que Pumpido no logra coger bien el balón. Faltando diez para el final, Camerún se impuso al que debía ser el equipo sensación.

Llega el segundo partido, frente a la Unión Soviética, ni bien empezando, Pumpido, se lesiona, el que debía ir de paseo al mundial, tiene su oportunidad. Entra frío, nervioso, asustado, pero el Goyco pasa la prueba, luego de un par de jugadas dudosas, Argentina sin la brillantez de Maradona, ni mucho menos, logra el triunfo dos por cero.

El tercer encuentro frente a Rumanía no sería tan fácil, y logra solo un empante con algunas muy buenas atajadas del Goyco, que podía presagiar que sería un gran arquero durante la campaña. Argentina clasificaría a octavos a las justas, raspando y le tocaría allí a su sempiterno rival sudamericano: Brasil, gran favorita para ganar el mundial, llena de jóvenes estrellas. El final conocido por muchos, luego de un bombardeo total al arco del Goyco, quien lo defendió con las uñas. Para llegar a la jugada de Maradona (lo único del mundial) quien con cuatro brasileros que le cayeron a la marca cede a Caniggia, quien solo, se lleva a Taffarel y chau Brasil, Argentina a cuartos.

Este sería el inicio del show del Goyco y su camino a convertirse en el héroe argentino (y de muchos) del mundial. Viene la durísima Yugoslavia, ciento veinte minutos de un fútbol aburrido que justificarían el mudo cero a cero. Los penales, Yugoslavia empieza errando, Argentina asoma felicidad que se desdibuja cuando su astro máximo, sin luz propia en la presente campaña no logra siquiera marcar en penal, luego viene Troglio, falla, los argentinos al borde del colpaso, felizmente vendría Goycochea, quien ataja y revive esperanzas, Argentina anota y luego Goyco ataja nuevamente, clasifica Argentina y todos encima de él, euforia.

Italia, anfitriona y favorita, con el goleador del torneo a cuestas y un arquero con el record de imbatibilidad, empieza ganando, luego Argentina empata, treinta minutos más de suplemento y a los penales, como calcado. El Goyco ataja nuevamente los dos últimos penales, adios anfitriona, estadio mudo y Argentina, que no demostró nada más que al Goyco obtiene su pase a la final frente a la sensación de Alemania, implacable a su paso.

Argentina planteó un buen partido en defensa y marca que anuló los ataques mecanizados de los alemanes, quien se cuidaron mucho, sobre todo de lo que Maradona pudiera hacer, fue un partido aburrido, sin riesgos asumidos por nadie, pero en una jugada casi al final, Codesal, el árbitro mejicano cobra penal a una jugada que hasta hoy los argentinos consideran injusta. Brehme, con una sangre fría absoluta que más parece asesino a sueldo, coloca un disparo con precisión de cirujano sin importarle un pepino que tenía al frente al atajapenales del mundial. La bola ingresa pegada al palo derecho del Goyco quien se lanza muy acertada y felinamente tras ella sin encontrar éxito. Alemania anota el único gol con el que se coronaría campeón del mundial. Goyco regresaría a casa como el héroe argentino directo responsable de que lograran la medalla de plata y pasaría a ser una figura mediática cargada por el crédito que el mundial de Italia le brindara. Hubieron posteriores definiciones por penales ganadas por él, en Copa América, a nivel de clubes en Copa Libertadores, pero nada comparado a lo logrado antes, incluso fue el chivo expiatorio del cinco a cero que jamás nadie haya propinado a Argentina en casa, lo castigaron no jugando el mundial siguiente, donde Argentina se fuera sin pena ni gloria. El Goyco alcanzó la fama aquél verano italiano del noventa, y nada ni nadie le pudo quitar la chapa de héroe que muy justamente se ganó. El atajapenales era el Goyco
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