lunes, 11 de abril de 2011

A UN DÍA DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES

Por Renzo Cañamero H.

11 - abril - 2011

A un día luego del baldazo de agua fría de los resultados electorales toca tratar de entender qué fue lo que pasó y qué se puede hacer para no malograr lo que el Perú ha avanzado.


Analizando los resultados de las elecciones presidenciales podemos determinar que:

- La derecha representada por PPK, Toledo y Castañeda ha logrado acumular un 45% de votos de manera desperdigada en 3 opciones que independientes no han logrado llegar al segundo puesto y por tanto las tres quedan fuera de la contienda, pero lo que a la vez nos indica es que este 45% de votantes ha apostado con diversos matices por el mismo modelo económico actual.

- La ultraderecha del pasado de Alberto Fujimori encarnado en su hija, siendo la menor de las opciones pero encausándose en una sola candidatura ha logrado el pase a la segunda vuelta y continúa con posibilidades de lograr la presidencia.

- El voto de la mayoría inconforme con el modelo económico actual y el “auge o boom” que no logra vencer la desigualdad y acceder a los más necesitados se ha visto representado en las propuestas de la izquierda de Humala, que logra un 31% de votos y que se podría comparar con el 30% de pobreza que existe en el país.

Con este antecedente se deben hacer varias reflexiones:

Admitir, para empezar que la derecha ha sido torpe, lerda y ambiciosa. Primero, por pensar durante 5 años “que estamos de puta madre” soslayando que un tercio del país aún vive en pobreza sin ver los beneficios del llamado “auge económico” para luego con espíritu electorero enarbolar la bandera de la desigualdad en un discurso aburrido y repetitivo que no llega al campo ni a los cerros y respaldados por las irreales encuestas que hasta hace 3 meses no daban ni 7 % a Humala (que no tomaba en cuenta las zonas rurales donde se concentra la pobreza en el país). Segundo, por haber sido soberbios en pensar que solitos les bastaba a cada uno para lograr la pressidencia, más aún ad portas del fracaso no haber concertado entre los tres. El espíritu caudillista, la ambición personal o el ego pudieron más en ellos negando lo inevitable y cegándolos para seguir en la pugna sin concertar hasta último momento, obteniendo cada una de estas fuerzas desunidas una tremenda y millonaria derrota.

Tenemos también por otro lado a 2 candidatos que pasan a segunda vuelta y saben que por sí solos no les basta para obtener la presidencia. El primero, Humala, altamente resistido por la derecha, con ambiciones de reforma constitucional, estatismo e influencia chavista. La segunda, Fujimori, una proyección de la imagen de su padre, manejada por sus antiguos seguidores, sin experiencia laboral o nula responsabilidad ejecutiva, favorecida por los nostálgicos del pasado, es la candidata de la ultraderecha que no reconoce lo negativo de once años de gobierno como fueron la corrupción y la destrucción de la democracia e institucionalización, por nombrar algunos.



Ante este escenario, que le queda al 45% de gentes que sí optaron por seguir con este modelo económico, sin el radicalismo de la izquierda de Humala y el pasivo resistido de Fujimori. Este modelo que ha logrado avanzar por la continuidad, que no será perfecto pero que ha logrado en algo mejorar las condiciones del país y de a pocos de los peruanos menos favorecidos. Este modelo que a todas luces le falta reformas y enmiendas para vencer a la desigualdad. Es imprescindible y le queda como lección a la derecha que así como están las cosas no se puede seguir sin esperar nuevos desbordes sociales que serán cada vez mayores y más agudos. El saliente gobierno experimentó una ola de protestas, sanguinarias como la de Bagua, recientes como la de Islay y remontándose a cinco años atrás al elegir al mal menor, pagó la ineficiencia de un gobierno que no hizo más que lo dictado por los intereses y capitales privados (nacionales y extranjeros) y se deslinda que por ello este actual gobierno aprista, ha sido castigado duramente en estas elecciones, solo consiguiendo pasar el 6% para el congreso.



Creo que el fujimorismo, que es la carta a la que la derecha apostaría por apoyar en esta segunda vuelta, será una apuesta a ciegas muy dañina, amparada en la justificación del mal menor se caerá en dar un cheque en blanco más lesivo que el otorgado al presidente García, que tuvo mea culpa, aunque tibio, mas no así el fujimorismo que sigue idolatrando al ex presidente y preso Fujimori padre, solo reconociendo lo bueno de sus primeros cinco años y lavándose cínicamente las manos de la dictadura, la corrupción enquistada de Montesinos a quien echan la culpa de todo y de abandonar el país a la recesión económica.

Apostar por el fujimorismo es dejar al miedo decidir por nosotros, es dejar que vuelva el pasado reciente sin visos de autoenmienda, es seguir dándole paliativos al mal de la desigualdad que aqueja al Perú y extender por cinco años más (si se puede) la espera por las reformas que el país necesita.

El humalismo no es la respuesta que la mayoría de las personas que votaron por una de las tres opciones de derecha hubiera deseado ni de lejos, pero que se le va a hacer, esta derecha no supo dar lectura a las carencias y realidades del país y no vio que la desigualdad social entre la costa urbana y el campo y las serranías, sería el factor decisivo una vez más, y como todo error tiene un justo castigo, la derecha paga el precio dejando de tener la posibilidad de gobernar al país. Ahora, la alternativa es buscar la solución más sensata, la opción que garantice que no retrocederá al Perú, que sepa encausar las reformas que la izquierda quiere hacer. No encuentro mejor opción a que la derecha se siente en la mesa con Humala, puede ser Toledo o más difícilmente la alianza de PPK, pero si algunos de estos partidos que han logrado una buena representatividad en el congreso, logra acompañar en el gobierno a Humala, podría ponerle candado a las aspiraciones radicales, a las ideas sin sustento, alejarlo de las malas influencias foráneas, ayudando en el ministerio de economía y en el congreso con las intenciones acertadas y bloqueándolo con los absurdos, es mejor ayudarlo de cerca a ponerse en la otra orilla a ver como se descalabra el país o pactar con el pasado atroz y bananero que representa el fujimorismo. Ha funcionado en otros países como Brasil con Lula, como Chile con más de una década manejado por presidentes de izquierda con el respaldo de la derecha. Serán otras las circunstancias, pero con un poco de tolerancia e inteligencia podría funcionar, es hora de que la derecha deje de ser tan ciega, lerda y torpe y más aún, egoísta.