A propósito de un artículo que
leí en un diario donde se quejaban de la falta de apoyo al rock nacional,
escribo estas pocas líneas manifestando mi discrepancia con los que lloran y
mendigan por apoyo al rock nacional.
Aunque los programadores de radio
son bastante miopes y nos inundan de música basura por las radios, siempre
persiguieron el motivo del dinero fácil
y no la apuesta por el largo plazo.
Lo que pasa en el Perú con el
tema del rock es 2 cosas:
Primero, no somos un país
rockero, el rock es minoría.
Segundo, el público que gusta del
buen rock es bastante exquisito y conocedor y no se le puede vender fácilmente
una copia de un grupo de afuera como antaño sucedía al no haber como ahora una
revolución de las comunicaciones.
Hace 10 años, hubo un movimiento
rockero que existió en gran medida por la carencia de espectáculos de artistas
extranjeros de primer nivel, cosa que ahora no sucede más.
Al poder gozar en casa de grandes
espectáculos, tenemos los que amamos el rock, opción de elegir gastar nuestro
dinero en lo que más nos gusta, y eso también debe ser tomado en cuenta por los
productores de conciertos, porque no todo lo que nos traigan será éxito, ya
vimos los grandes fiascos como Lady Gaga y Elton John.
Como nos encontramos con un
mercado con dinero, no de mayorías, pero sí de una importante minoría y
conocedor, y al tener las leyes que impulsan traer buenos espectáculos de
afuera, es importante saber qué le vas a vender y en ese sentido, tanto
productores como realizadores deben enfilar sus proyectos.
Por ahora al menos, en un mercado
competitivo, como siempre debe ser. No hay espacio para rockeros mediocres que
buscan copiar lo de afuera para venderlo como original acá. Tampoco hay espacio
para productores pendejeretes que quieren vender dinosaurios como cosa grande o
grandes estrellas mundiales vigentes como cosa apoteósica en un país de
minorías rockeras. Sin embargo sí hay espacio para el rock, el buen rock. Sino
cómo diablos Soda llenó 2 estadios nacionales o Morrissey o Depeche, viejos
pero vigentes llenaron sus respectivos
locales donde se presentaron. Originalidad y saber invertir es la fórmula y no
ir llorando o mendigando apoyo. La buena música se vende sola y no es necesario
leyes de difusión en tiempos donde las radios no son termómetros de nada ni
para nada única fuente de difusión en plena revolución de las comunicaciones.
Renzo Cañamero
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